Günlerden bir gün tavuk horozla birlikte cevizliğe gitti. Aralarında anlaştılar. Kim bir ceviz içi bulursa ötekiyle paylaşacaktı. Derken tavuk kocaman bir ceviz buldu, ama horoza haber vermedi. Ceviz içini tek başına yemek istedi. Ama ceviz içi o kadar büyüktü ki, yutamadı. Öyle korktu ki! Neredeyse boğulacaktı! Bunun üzerine, "Horoz!" diye haykırdı. "Nolur bana biraz su getir, yoksa boğulacağım!" Horoz tüm hızıyla kuyunun başına vardı ve "Ey kuyu, bana su ver! Benim tavuk cevizlikte. Büyük bir ceviz içi yutmuş, nerdeyse boğulacak" diye seslendi. Kuyu şöyle cevap verdi, "Sen önce gelinin yanına koş, sana kırmızı bir iplik versin!" Horoz gelinin yanına vardı. "Gelin hanım, sen bana kırmızı iplik vericekmişsin; ben bunu kuyuya vereceğim, o da bana su verecek. O suyu cevizlikte boğazına kocaman bir ceviz içi kaçan tavuğa götürüp vereceğim, çünkü neredeyse ölecek!" Gelin şöyle cevap verdi: "Sen önce koş ve bana söğüt ağacına asılı olan minik tacımı getir." Bunun üzerine horoz meraya koştu, bir ağacın dalından kopardığı tacı gelin hanıma getirdi. Gelin buna karşılık ona kırmızı iplik verdi, o da bu ipliği kuyuya verdi; kuyu da ona su verdi. Horoz bu suyu tavuğa getirdi, ama oraya vardığında tavuk havasızlıktan boğulmuştu; ölmüştü; artık kımıldamıyordu. Horoz o kadar üzüldü ki, avaz avaz haykırdı; bütün hayvanlar toplanarak ölen tavuğa üzüldüler. Altı tane fare, tavuğu mezara götürmek üzere ufak bir araba yaptılar; araba bittikten sonra ona kendileri koşuldular ve horoz da arabaya bindi. Ama yolda karşılarına tilki çıktı: "Nereye gidiyorsun, horoz kardeş?" diye sordu. "Benim tavuğu gömeceğiz." - "Ben de gelebilir miyim?"
Evet, öne oturmak gerekmez,
Bu kadar yükü at çekmez!
Bu kadar yükü at çekmez!
Tilki arabanın arkasına geçip oturdu. Derken kurt, ayı, geyik, aslan ve ormandaki bütün diğer hayvanlar da arabaya bindiler. Böylece yola koyuldular; derken bir nehrin kenarına vardılar. "Karşıya nasıl geçeceğiz?" diye sordu horoz. Tesadüfen dere kenarında bulunan kamış, "Ben uzunlamasına yatarım, sizler üzerimden geçersiniz" dedi. Ama altı fare bu kamış köprünün ortasına gelince kamış, yana kayıverdi ve suya daldı; aynı şekilde altı fare de suya düşerek boğuldu. Dertler bitmemişti. Derken bir kor ateşi çıkageldi ve "Ben yeterince büyüğüm, ben köprü olayım, siz üzerimden geçin" dedi. Ve kor ateşi suya uzanmaya çalıştı, ama suya değer değmez cızzz! diye sönüverdi ve öldü. Bunu bir kaya görünce içi sızladı ve tavuğa yardım etmek istedi; suyun üzerine uzanıverdi. Bu kez arabayı horoz kendi kullandı ve ölü tavukla birlikte karşı sahile vardığında, arabanın arka tarafında oturanları da karaya çekmek istedi; ama sayıları o kadar çoktu ki, araba geriye kaydı ve hayvanların hepsi suya düşerek öldü. Bu defa horoz ölmüş tavukla tek başına kaldı. Mezarı kazdı, tavuğu içine yerleştirdikten sonra baş kısmında bir tümsek oluşturdu. Daha sonra da içini çeke çeke ağladı, ağladı... ta ki ölene dek! Ve ondan sonra her şey öldü.
En cierta ocasión, Gallinita y Gallito fueron al monte de los nogales y convinieron en que el que encontrase una nuez la partiría con el otro. He aquí que Gallinita encontró una muy grande, pero no dijo nada, pues quería comérsela ella sola. Pero tanto abultaba la nuez, que no pudo tragársela y se le quedó atragantada. Estaba ella en gran apuro, pues temía ahogarse, y gritó:
- ¡Gallito, por favor, corre cuanto puedas y tráeme agua, pues me ahogo!
Gallito echó a correr, tan rápidamente como pudo, hacia la fuente, y, al llegar a ella, le dijo:
- Fuente, dame agua; Gallinita está en la nogaleda, se le ha atragantado una nuez muy gorda y se está ahogando.
Respondióle la fuente:
- Corre antes en busca de la novia, y dile que te dé seda colorada.
Corrió Gallito a la novia.
- Novia, dame seda colorada, que la llevaré a la fuente, y ella me dará agua para llevar a Gallinita, la cual está en la nogaleda con una nuez atragantada y a punto de asfixiarse.
Respondióle la fuente:
- Corre primero a buscarme una guirnaldita que se me quedó colgada del sauce.
Y corrió Gallito al sauce y, descolgando la guirnalda de una rama, llevóla a la novia; y la novia le dio seda colorada, y, al entregarle la seda colorada, diole agua la fuente. Gallito llevó entonces el agua a Gallinita, pero ya era tarde; cuando llegó, tarde; cuando llegó, Gallinita, asfixiada, estaba tendida en el suelo, inmóvil. Quedó Gallito tan triste, que prorrumpió en amargo llanto, y, al oírlo, todos los animales acudieron a compartir su dolor. Y seis ratones construyeron un cochecito para conducir a Gallinita a su última morada; y cuando el cochecito estuvo listo, se engancharon a él, y Gallito se puso de cochero. Pero en el camino se les presentó la zorra:
- ¿Adónde vas, Gallito?
- A enterrar a Gallinita.
- ¿Me dejas que te acompañe en el coche?
"Sí, pero detrás tendrás que sentarte,
o mis caballitos no podrán llevarte".
Sentóse la zorra detrás, y, sucesivamente, subieron el lobo, el oso, el ciervo, el león y todos los animales del bosque. Y así continuó la comitiva hasta llegar a un arroyo.
- ¿Cómo lo cruzaremos? - preguntó Gallito.
He aquí que había allí una paja, la cual dijo:
- Me echaré de través y podréis pasar por encima de mí.
Pero no bien los seis ratones hubieron llegado al centro del puente, hundióse la paja, cayéndose al río, y, con ella, los seis ratones, que se ahogaron. Ante el apuro, acercóse una brasa de carbón y dijo:
- Yo soy lo bastante larga para llegar de una orilla a la otra, pasaréis sobre mí.
Y se atravesó encima del agua; pero, habiendo tenido la desgracia de tocarla un poco, dejó oír un siseo y quedó muerta.
Al verlo una piedra, sintió compasión y, deseosa de ayudar a Gallito, púsose a Gallito, púsose a su vez sobre el agua. Uncióse el propio Gallito al coche, y cuando ya casi tenía a Gallinita en suelo firme, al disponerse a arrastrar a los que iban detrás, como era excesivo el peso de todos, desplomóse el coche y todos cayeron al agua y se ahogaron. Gallito se quedó solo con Gallinita; cavóle una sepultura, la enterró en ella y erigióle un túmulo encima. Posándose luego en su cumbre, estuvo llorándola hasta que se murió. Y helos aquí muertos a todos.
- ¡Gallito, por favor, corre cuanto puedas y tráeme agua, pues me ahogo!
Gallito echó a correr, tan rápidamente como pudo, hacia la fuente, y, al llegar a ella, le dijo:
- Fuente, dame agua; Gallinita está en la nogaleda, se le ha atragantado una nuez muy gorda y se está ahogando.
Respondióle la fuente:
- Corre antes en busca de la novia, y dile que te dé seda colorada.
Corrió Gallito a la novia.
- Novia, dame seda colorada, que la llevaré a la fuente, y ella me dará agua para llevar a Gallinita, la cual está en la nogaleda con una nuez atragantada y a punto de asfixiarse.
Respondióle la fuente:
- Corre primero a buscarme una guirnaldita que se me quedó colgada del sauce.
Y corrió Gallito al sauce y, descolgando la guirnalda de una rama, llevóla a la novia; y la novia le dio seda colorada, y, al entregarle la seda colorada, diole agua la fuente. Gallito llevó entonces el agua a Gallinita, pero ya era tarde; cuando llegó, tarde; cuando llegó, Gallinita, asfixiada, estaba tendida en el suelo, inmóvil. Quedó Gallito tan triste, que prorrumpió en amargo llanto, y, al oírlo, todos los animales acudieron a compartir su dolor. Y seis ratones construyeron un cochecito para conducir a Gallinita a su última morada; y cuando el cochecito estuvo listo, se engancharon a él, y Gallito se puso de cochero. Pero en el camino se les presentó la zorra:
- ¿Adónde vas, Gallito?
- A enterrar a Gallinita.
- ¿Me dejas que te acompañe en el coche?
"Sí, pero detrás tendrás que sentarte,
o mis caballitos no podrán llevarte".
Sentóse la zorra detrás, y, sucesivamente, subieron el lobo, el oso, el ciervo, el león y todos los animales del bosque. Y así continuó la comitiva hasta llegar a un arroyo.
- ¿Cómo lo cruzaremos? - preguntó Gallito.
He aquí que había allí una paja, la cual dijo:
- Me echaré de través y podréis pasar por encima de mí.
Pero no bien los seis ratones hubieron llegado al centro del puente, hundióse la paja, cayéndose al río, y, con ella, los seis ratones, que se ahogaron. Ante el apuro, acercóse una brasa de carbón y dijo:
- Yo soy lo bastante larga para llegar de una orilla a la otra, pasaréis sobre mí.
Y se atravesó encima del agua; pero, habiendo tenido la desgracia de tocarla un poco, dejó oír un siseo y quedó muerta.
Al verlo una piedra, sintió compasión y, deseosa de ayudar a Gallito, púsose a Gallito, púsose a su vez sobre el agua. Uncióse el propio Gallito al coche, y cuando ya casi tenía a Gallinita en suelo firme, al disponerse a arrastrar a los que iban detrás, como era excesivo el peso de todos, desplomóse el coche y todos cayeron al agua y se ahogaron. Gallito se quedó solo con Gallinita; cavóle una sepultura, la enterró en ella y erigióle un túmulo encima. Posándose luego en su cumbre, estuvo llorándola hasta que se murió. Y helos aquí muertos a todos.