少女和狮子


La alondra cantarina y saltarina


从前,有一个商人准备出门作一次短途旅行。 他有三个女儿,出门前,他问他的女儿们想要自己给她们带什么礼物回来。 大女儿说她想要珍珠,二女儿说想要宝石,但小女儿却说道:"亲爱的爸爸,给我带一枝玫瑰花来吧。"当时正是冬天寒冷时节,要买到玫瑰花可以说是一件不可能的事。 爸爸知道这个最漂亮的女儿对花儿情有独钟,所以,他还是答应她尽一切努力为她带一枝玫瑰花回来。 亲吻了三个女儿之后,父亲告别她们出发了。
当商人返程回家时,他为二个大女儿买到了他们所要的珍珠和宝石,可不管他到哪个地方,要想为小女儿找到玫瑰花却是白费气力。 当他到各地的花园寻求玫瑰花时,人们都嘲笑他,问他是不是认为玫瑰花是在冬天里生长开花的。 受到嘲弄,他感到很伤心,但为了他那最可爱的小女儿,他并不在乎,心里仍然想着回去该给她带点什么东西。 最后他来到了一座美丽的城堡,城堡四周都被花园环绕着。 非常奇特的是花园一半似乎是春暖花开的季节,另一半却是严冬的景象;一边是满园最美丽的鲜花竞相开放,一边是花草荒芜,白雪覆盖。 商人不由得对他的仆人说:"啊!真是太幸运了!"说完,就让仆人到玫瑰花圃那儿去为他采一枝玫瑰花。 拿到了玫瑰花,他们格外高兴,正准备离开时,一头凶猛的狮子跳了出来,咆哮着说道:"无论是谁敢偷摘我的玫瑰花,我就要吃掉谁。"商人吓坏了,他战战兢兢地说道:"我不知道这花园是属于你的,有什么办法能救我一命吗?"狮子说道:"不能!没有什么办法能救你,除非你答应把你回家时最先看到的东西送给我。如果你同意这个条件,我就不吃你,连玫瑰花也送给你的女儿。"但商人不愿意答应这条件,他说道:"我的小女儿最爱我,每次回家她总是最先跑出来迎接我,我回家最先遇到的可能正是我的小女儿。"此时,他的仆人吓得不得了,说道:"也许最先遇见的是一只猫,或者是一只狗。"最后,商人怀着一种侥幸的心理和沉重的心情,被迫同意了。 他拿着玫瑰花,答应狮子把他回去时最先遇到的东西送来。
就在商人回到家门前时,他那最小最可爱的女儿首先看到了他,马下飞跑出屋,迎上前来用亲吻欢迎他的归来。 她看到他带回给她的玫瑰花时,更加兴高采烈起来。 但她的爸爸心情却开始忧愁起来,悲叹着说道:"天哪!我最亲爱的孩子!这朵花是我用高价买来的,为了它,我已经答应把你送给一头凶猛的狮子了。它得到你时,一定会把你撕成碎片,然后将你吃掉。"说完,把事情的经过都告诉了她,说准备让她不去,最终的结果会怎样就听天由命吧。
但她女儿听了之后,安慰他说:"亲爱的爸爸,你必须履行自己的诺言。我要到狮子那儿去,并设法驯化它,它也许会让我安然无恙地回家来的。"
第二天早晨,她问清楚去路,告别了父亲,大胆地踏进了森林。 其实,那头狮子是一个被施了魔法的王子,在大白天,他和他的大臣们都被变成狮子的形象,到了晚上又一起变回正常人的样子。 当这位少女来到城堡时,狮子非常有礼貌地迎接她的到来,并向少女求婚,少女同意了他的请求。 盛大的结婚宴会举行之后,他们在一起幸福地生活了很长一段日子。 每当夜晚降临,王子就来了,他召集大臣进见、和她相会,但天一亮就离开新娘,独自而去,她不知道他去了哪儿,但每到夜晚他又会回来,天天都是这样。
有天,王子对她说:"明天你的大姐姐结婚,你爸爸要在家里举行一个盛大的喜庆宴会,如果你想去看看他们,我就让我的狮子带你去那里。"这对时时刻刻都想去看看父亲的她来说,真是太高兴了。 第二天她和狮子们一道出发了,每个看到她的人都格外的高兴。 因为他们认为她被狮子咬死已经很久了,现在又看到她回来觉得真不容易。 她告诉他们自己现在生活得很幸福。 她在家一直待到婚宴结束才返回森林里去。
不久,二姐又要结婚了,她也被邀请去参加结婚典礼。 她对王子说:"这次你必须和我一同前往,我一个人是不会去的。"但他不同意,说这是一件非常危险的事情,因为只要有一丝灯火的光照着他,他身上的魔法就会更加邪恶,他会被变成一只鸽子,要被迫在世间到处飞行七年。 可她却不答应,还说她会细心照料,不会让一丝灯火的光线照到他身上的。 最后他俩一起出发了,还带上了他们的孩子。 到家后,她选择了一间墙壁很厚的大厅,让他待在里面。 但不幸的是厅门之上有一条裂缝,谁也没有发现。
盛大的婚礼举行了,就在结婚队伍从教堂返回经过这座大厅时,队伍里举着的火炬有一丝光线从厅门的裂缝射进了大厅,正好照在王子的身上。 刹那间,王子消失了,等他妻子进来找他时,只发现一只白色的鸽子。 他对她说:"我必须在世界各地到处飞行七年,而且时常会掉落一根白色的羽毛,那是我给你指出我去的方向,你跟着它,最终就会追上我,从而解救我,让我获得自由之身。"
说完,他飞出了大门,她紧跟着鸽子毫不犹豫地追去。 他飞啊! 不停地飞! 她追啊! 不停地追! 在天地之间的广阔世界里,她循着他不时掉落的白色羽毛指引之路,勇往直前;她心身合一,对世间万事不闻不问,决不旁顾;她也不休息,不睡觉。 整整七年终于就要过去了,她心情开始兴奋起来,以为一切艰难困苦和烦恼忧愁都会随着七年的到来而结束。 然而,现实却将她们美好的希望击得粉碎:一天,她正在路上追寻着,却怎么找也找不着白色羽毛了。 她抬眼在天空搜寻,别说是白鸽,就连鸟的影子都没看到。 "老天爷--,"她长叹一声,"没有人能帮助我了!"
她迎着太阳走去,对着太阳说道:"太阳啊!你的光辉普照在大地之上,你俯视着群山、峡谷,你可曾看见过一只白鸽吗?""没有!"太阳真的说话了,"我没有看见白鸽,但我送给你一个小匣子,在你最需要帮助时就打开它。"她很感激地向太阳道谢之后,继续寻找着白鸽的踪迹。
随着夜幕的降临,月亮慢慢地升起来了,看到月光映着大地,她对着月亮大声喊道:"月亮啊!你的清辉整夜照映在山川田野之上,你可曾看见过一只白鸽吗?""没有!"月亮真的说话了,"我帮不了你的忙,但我送给你一只鸡蛋,在你最需要之时就打碎它。"她真诚地向月亮道谢之后,又继续寻找着白鸽的踪迹。
晚风吹拂过来,吹到她身边时,她大声说道:"晚风啊!你穿过树林,拂过林梢,摇动着树叶,你可曾看见过一只白鸽吗?""没有!"晚风真的说话了,"但我可以问问其它的风儿,它们也许看见过。"东风和西风来了,它们都说没有看见白鸽,但南风却说道:"我看见过这只白鸽,他飞到红海去了。因为七年已经过去,他变成了一只狮子。此刻他正在和一条飞龙搏斗,那条龙是一个被施了魔法的公主,她想把你和他分开呢。"听到这消息后,晚风说道:"我告诉你一个诀窍,你到红海去,靠右边的岸上有一排柳树枝,你按顺序数过去,数到第十一枝时,将它折断,然后用柳树枝去抽打那条龙,狮子就会赢得胜利。他们两个也会变回人的样子出现在你面前,千万记住,你要立即上前挽着你心爱的王子动身回家。"
于是,这可怜的人儿又踏上了追寻之路,来到了红海。 一切正如晚风所说的一样,她拔下第十一棵柳树枝,用力抽打那条飞龙。 刹那间,狮子变成了王子,飞龙也变成了一位公主。 惊喜之下,她竟把晚风给她的告诫忘了,结果让那个公主看准机会,用手臂挽着王子,带着他离去了。
这位远道而来的不幸女人又被抛弃了,孤独凄凉又伴随着她。 但是,她没有气馁,仍然鼓足勇气说道:"我要继续追寻他,只要是风能吹到的地方,有公鸡啼叫的地方,哪怕是天涯海角,我也去寻找,一定要再次找到他为止。"她又开始了艰难的跋涉。
功夫不负有心人,她终于来到了一座城堡,王子正是被公主带到了这里。 看来这儿正筹备着一个宴会,她向路人一打听,原来是要举行一个结婚宴会。 "啊!上帝保佑我!"她说道。 然后拿出太阳送给她的小匣子,打开一看,里面放着的是一套闪烁着阳光般光彩的令人眩目的礼服。 她穿上礼服,走进了王宫,所有的人都把目光移到了她身上。 新娘看见她穿的礼服,非常羡慕,问她是否愿意出卖,她回答说:"金子和银子是买不到的,除非用血和肉才能换取。"公主不懂她的话,问她是什么意思,她说:"今天晚上,让我在新郎的房内和他谈一次话,我就把这礼服送给你。"公主最后同意了。 但她吩咐她的仆人给王子喝一杯安眠药水,让他既不可能听到这个女人说话,也不可能看到她。
到了晚上,王子睡着了,她被带到他的房间里。 她在他靠近脚的一头坐下说道:"我追寻你有七年了,太阳、月亮、晚风都帮我寻找你,最后我帮你战胜了飞龙,难道你就把我完全给忘了吗?"可惜王子此时睡得正香,她的话传到他耳朵里,迷迷糊糊就好像是风拂过杉树的沙沙声响。
第二天早晨,她被带了出去,无可奈何之下,只得交出了那件金光闪闪的礼服。 看到自己的努力竟毫无结果,她走出王宫,伤心得跑到外面的草地上便瘫了下来,失声痛哭。 坐了一会儿,她想起了月亮送给自己的那个鸡蛋,马上将蛋拿出来打碎,从蛋里面立即跑出一只纯金的母鸡和十二只纯金的小鸡。 它们一出壳就在四周唧唧地闹着玩耍起来,又依偎在母鸡的翅膀下面,构成了一幅世间最美的画卷。 看着这群美丽可爱的金鸡,她站起来极不情愿地赶着它们向王宫走去。 听到小鸡诱人的叫声,新娘从窗户里探出头来看到了可爱的鸡群,便兴奋地跑出来,问她是不是愿意出卖这群金鸡。 "金子和银子是买不到的,除非用血和肉才能换取。"公主又想和昨天一样来欺骗她,就答应了她的要求。
但公主没有料到,晚上王子来到房间里时,他问仆人为什么昨晚风吹得沙沙地响。 仆人心虚,只好把一切都告诉了王子:他如何给王子服安眠药水,而一个可怜的少妇来到王子的房间里对他诉说不止,他却在呼呼大睡,今晚她还要来这儿等等。 王子听过之后,小心翼翼地倒掉了安眠药水,睡在了床上。 待那少妇到来又开始向他诉说自己的悲哀与不幸、诉说自己对他的爱是多么的忠贞不移时,他听出了这是他心爱的妻子的声音。 他一下子跳了起来,说道:"啊!你把我从梦魇中唤醒了,因为我被这个陌生的公主用咒语迷住,完全把你忘记了,在这幸福的时刻,我要感谢上帝又把你送回到我的身边。"
他们害怕被公主发现,于是,趁着黑夜悄悄地逃出王宫,夜以兼程地向自己的家园赶去。 他们终于又见到了自己的孩子了,孩子已经长大,看起来真是神采飘逸,俊美非常,人见人爱。 一家人终于又团聚在一起了,他们消除了魔障,过上了正常人的幸福生活,一辈子再也没有分离过。
Érase una vez un hombre que, antes de salir para un largo viaje, preguntó a sus tres hijas qué querían que les trajese. La mayor le pidió perlas; la segunda, diamantes; pero la tercera dijo:
- Padre querido, yo deseo una alondrita que cante y salte.
Respondióle el padre:
- Si puedo encontrarla, la tendrás -y, besando a las tres, se marchó.
Cuando fue la hora de regresar a su casa, tenía ya comprados los diamantes y las perlas para las dos hijas mayores, pero en cuanto a la alondra cantarina y saltarina que le pidiera la menor, no había logrado encontrarla en ningún sitio, y le pesaba, porque aquella hija era su preferida.
He aquí que su camino pasaba por un bosque, en medio del cual levantábase un magnífico palacio, y cerca de él había un árbol. Sucedió que en lo más alto de aquel árbol descubrió nuestro hombre una alondra que estaba cantando y saltando:
- ¡Vienes como llovida del cielo! -exclamó, alegre, y, llamando a un criado suyo, mandóle que subiese a la copa del árbol para coger al pajarillo. Pero al acercarse al árbol, saltó de repente un fiero león, sacudiendo la melena y rugiendo de tal modo, que todo el follaje de los árboles circundantes se puso a temblar.
- ¡Devoraré a quien pretenda robarme mi alondra saltarina y cantarina!
Excusose entonces el hombre:
- Ignoraba que el pájaro fuese tuyo; repararé mi falta y te pagaré un buen rescate en dinero; mas perdóname la vida.
Dijo el león:
- Nada puede salvarte, excepto la promesa de entregarme lo primero que salga a tu encuentro cuando llegues a tu casa. Si te avienes a esta condición, te perdonaré la vida y encima te daré el pájaro para tu hija.
Pero el hombre se negó, diciendo:
- Podría ser mi hija menor, que es la que más me quiere y sale siempre a recibirme cuando vuelvo a casa.
El criado, asustado, le dijo:
- No ha de ser precisamente vuestra hija la que salga a vuestro encuentro; a lo mejor será un gato o un perro.
El hombre se dejó persuadir y, cogiendo la alondra, prometió dar al león lo primero que encontrase al llegar a casa.
Y he aquí que al entrar en su morada, ¿quién había de ser la primera en salir a recibirlo, sino su querida hijita menor? Acudió corriendo a besarlo y abrazarlo, y, al ver que le traía su alondra saltarina y cantarina, no cabía en sí de contento. El padre, empero, en vez de alegrarse, rompió a llorar, diciendo:
- Hijita mía, cara he pagado esta avecilla, pues por ella he debido prometer entregarte a un león salvaje que, cuando te tenga en su poder, te destrozará y devorará -y le contó lo que le había sucedido, pidiéndole que no fuese, pasara lo que pasara. Pero ella lo consoló y le dijo:
- Padre mío, debéis cumplir lo que prometisteis; iré, y estoy segura de que sabré amansar al león y regresaré a vuestro lado sana y salva.
A la mañana siguiente pidió que le indicasen el camino, y, después de despedirse de todos, entró confiada en el bosque. Pero resultó que el león era un príncipe encantado, que durante el día estaba convertido en aquel animal, así como todos sus servidores, y al llegar la noche recobraban su figura humana. Al llegar, la muchachita fue acogida amistosamente y conducida al palacio, y cuando se hizo de noche, viose ante un gallardo y hermoso joven, con el cual se casó con gran solemnidad. Vivieron juntos muy a gusto, velando de noche y durmiendo de día. Al volver a palacio en cierta ocasión, dijo el príncipe:
- Mañana se da una gran fiesta en casa de tu padre, porque se casa tu hermana mayor; si te apetece ir, mis leones te acompañarán.
Respondió ella afirmativamente, diciendo que le agradaría mucho volver a ver a su padre, por lo que emprendió el camino, acompañada de los leones. Fue recibida con grandísimo regocijo, pues todos creían que el león la había destrozado, y que estaba muerta desde hacía mucho tiempo. Pero ella les explicó cuán apuesto marido tenía y lo bien que lo pasaba, y se quedó con los suyos hasta el fin de la boda; luego se volvió al bosque. Al casarse la hija segunda y habiendo sido también invitada la princesa, dijo ésta al león:
- Esta vez no quiero ir sola; tú debes venir conmigo.
Pero su marido le explicó que el hacerlo era en extremo peligroso para él, pues sólo con que le tocase un rayo de luz procedente de un fuego cualquiera, se transformaría en paloma y habría de permanecer siete años volando con estas aves.
- ¡No temas! -exclamó ella-. Ven conmigo. Ya procuraré yo guardarte de todo rayo de luz.
Marcháronse, pues, los dos, llevándose a su hijo de poca edad. La princesa, al llegar a la casa, mandó que enmurallasen una sala, de manera que no pudiese penetrar en ella ni un solo rayo de luz; allí permanecería su esposo mientras estuviesen encendidas las luces de la fiesta. Pero la puerta, que era de madera verde, se rajó, produciéndose una pequeñísima grieta de la que nadie se dio cuenta. Celebróse la ceremonia con toda pompa y magnificencia, y, de regreso a la casa la comitiva, al pasar por delante de la sala con todos sus hachones y velas encendidos, un rayo luminoso, fino como un cabello, fue a dar en el príncipe, quien, en el acto, quedó transformado. Cuando su esposa entró en la estancia a buscarlo, no lo vio en ninguna parte, y sí, en cambio, una blanca paloma. Díjole ésta:
- Por espacio de siete años tengo que estar volando errante por el mundo; pero cada siete pasos dejaré caer una roja gota de sangre y una pluma blanca; ellas te mostrarán el camino, y, si sigues las huellas, podrás redimirme.
Echó la paloma a volar, saliendo por la puerta, y la princesa la siguió, y cada siete pasos caían una gotita de sangre roja y una blanca plumita, que le indicaban el camino. Siguió ella andando por el vasto mundo, sin volverse a mirar atrás ni descansar jamás, y así transcurrieron casi los siete años, con gran alegría suya, pensando que ya no faltaba mucho para su desencanto. Un día, al disponerse a proseguir su camino, de pronto dejaron de caer las gotitas de sangre y las plumas, y, cuando levantó la vista, la paloma había desaparecido. Y pensando: "Los humanos no pueden ayudarme en este trance", subió al encuentro del Sol y le dijo:
- Tú que envías tus rayos a todas las grietas y todas las cúspides, ¿no has visto una paloma blanca?
- No -respondióle el Sol-, no he visto ninguna, pero aquí te regalo una cajita; ábrela cuando te halles en gran necesidad.
Después de dar las gracias al Sol, siguió caminando hasta la noche, y cuando salió la Luna se dirigió a ella y le dijo:
- Tú que brillas durante toda la noche e iluminas campos y bosques, ¿no has visto volar una paloma blanca?.
- No -replicó la Luna-, no la he visto, pero te hago obsequio de un huevo, rómpelo cuando te encuentres en gran necesidad.
Dio las gracias a la Luna, y continuó su camino, hasta que empezó a soplar la brisa nocturna, a la cual se dirigió también, diciéndole:
- Tú que soplas sobre todos los árboles y sobre todas las hojas, ¿no has visto volar una paloma blanca?
- No -respondióle la brisa-, no he visto ninguna, pero preguntaré a los otros tres vientos, tal vez ellos la hayan visto.
Vinieron el de Levante y el de Poniente, pero ninguno había visto nada, y acudió luego el de Mediodía y dijo:
- Yo he visto la paloma blanca, que ha volado hasta el Mar Rojo, donde se ha vuelto a transformar en león, pues han transcurrido los siete años; y allí el león está librando combate con un dragón, pero este dragón es una princesa encantada.
Y luego díjole la brisa nocturna:
- Voy a darte un consejo. Vete al Mar Rojo; en su orilla derecha hay unas grandes varas; cuéntalas y corta la undécima y con ella golpeas al dragón; entonces el león lo vencerá y ambos recobrarán su forma humana. Mira después a tu alrededor y descubrirás el ave llamada grifo, que habita los parajes del Mar Rojo; tú y tu amado os montáis en ella, y el animal os conducirá a vuestra casa, volando por encima del mar. Aquí te doy también una nuez. Cuando te encuentres en medio del mar, suéltala; brotará enseguida y saldrá del agua un gran nogal donde el ave podrá descansar; pues, si no pudiese hacerlo, no tendría la fuerza necesaria para transportaras hasta la orilla opuesta. Si te olvidas de soltar la nuez, el grifo os echará al mar.
Partió la joven princesa y le sucedió todo tal como le dijera la brisa nocturna. Contó las varas del borde del mar, cortó la undécima y, golpeando con ella al dragón, fue éste vencido por el león, y en el acto recuperaron uno y otro sus respectivas figuras humanas. Pero no bien la otra princesa, la que había estado encantada en forma de dragón, quedó libre del hechizo, cogió al joven del brazo, montó con él en el grifo y emprendió el vuelo, quedando la desventurada esposa abandonada nuevamente en un país remoto. En el primer momento se sintió muy abatida y se echó a llorar, pero, al fin, cobró nuevos ánimos y dijo:
- Seguiré caminando, mientras el viento sople y el gallo cante, hasta encontrarlo.
Y recorrió largos, largos caminos, y llegó, por fin, al palacio donde los dos moraban y se enteró de que se preparaban las fiestas de su boda. Díjose ella: "Dios no me abandonará" y, abriendo la cajita que le diera el Sol, vio que había dentro un vestido brillante como el propio Astro. Se lo puso y entró en el palacio, donde todos los presentes, e incluso la misma novia, se quedaron mirándola con asombro y pasmo. El vestido gustó tanto a la prometida, que pensó adquirirlo para su boda, y preguntó a la forastera si lo tenía en venta:
- No por dinero -respondió ella-, sino por carne y sangre.
Preguntóle la novia qué quería significar con aquellas palabras, y ella le respondió:
- Dejadme dormir una noche en el mismo aposento en que duerme el novio.
La princesa se negó al principio, pero deseaba tan ávidamente el vestido, que al fin se avino, aunque ordenó secretamente al ayuda de cámara que administrase un somnífero al príncipe. Llegada la noche, y cuando ya el joven dormía, introdujeron en la habitación a su esposa, quien, sentándose a la vera de la cama, dijo:
- Te estuve siguiendo por espacio de siete años; fui a las mansiones del Sol, de la Luna y de los cuatro vientos a preguntar por ti, y te presté ayuda contra el dragón. ¿Y vas a olvidarme ahora?
Pero el príncipe dormía tan profundamente, que sólo percibió un ligero rumor, como el del viento murmurando entre los abetos del bosque.
A la mañana, la joven fue despedida, después de haber entregado el vestido. Y al ver que tampoco aquello le había servido se dirigió a un prado, llena de tristeza y amargura, se tumbó en el suelo y prorrumpió en amargo llanto. Pero entonces le vino a la memoria el huevo que le había dado la Luna. Lo rompió y apareció una gallina clueca con doce polluelos, todos de oro, que corrían ligeros piando y picoteando, y volvían a refugiarse bajo las alas de la madre, y era un espectáculo como no pudiera imaginarse otro más delicioso en el mundo entero. Levantóse, y los dejó correr por el prado, hasta que la novia los vio desde su ventana y, prendándose de los polluelos, bajó a preguntar si los tenía en venta:
- No por dinero -respondió la joven-, sino por carne, y sangre; déjame pasar otra noche en el aposento donde duerme el novio.
- De acuerdo -asintió la prometida, pensando que la engañaría como la vez anterior. Pero el príncipe, al ir a acostarse, preguntó a su ayuda de cámara qué rumores y murmullos eran aquellos que habían agitado su sueño la otra noche, y entonces el criado le contó todo lo ocurrido. Cómo le habían mandado darle un soporífero porque una pobre muchacha iba a pasar la noche en su aposento, y cómo debía repetir la operación. Díjole el príncipe:
- Vierte el narcótico al lado de la cama.
Fue introducida nuevamente su esposa, y cuando se puso a darle cuenta de su triste suerte, reconociéndola él por la voz, se incorporó y exclamó:
- ¡Ahora sí que estoy desencantado! Todo esto ha sido como un sueño, pues la princesa forastera me hechizó y me obligó a olvidarte, pero Dios viene a librarme a tiempo de mi ofuscación.
Y los dos esposos se marcharon en secreto del palacio al amparo de la oscuridad, pues temían la intervención del padre de la princesa, que era brujo, y, montaron en el ave grifo, que los llevó a través del Mar Rojo; y, al llegar a la mitad, la esposa soltó la nuez. Enseguida salió del seno de las olas un poderoso nogal, en cuya copa se posó el ave a descansar, y luego los llevó a su casa, donde encontraron a su hijo, crecido y hermoso, y vivieron ya felices hasta el día de su muerte.