Жила-была бедная, скромная девочка одна со своей матерью, и есть им было нечего. Пошла раз девочка в лес и встретила по дороге старуху, которая уже знала про ее горемычное житье и подарила ей глиняный горшочек. Стоило ему только сказать: "Горшочек, вари!" - и сварится в нем вкусная, сладкая пшенная каша; а скажи ему только: "Горшочек, перестань!" - и перестанет вариться в нем каша. Принесла девочка горшочек домой своей матери, и вот избавились они от бедности и голода и стали, когда захочется им, есть сладкую кашу.
Однажды девочка ушла из дому, а мать и говорит: "Горшочек, вари!" - и стала вариться в нем каша, и наелась мать досыта. Но захотелось ей, чтоб горшочек перестал варить кашу, да позабыла она слово. И вот варит он и варит, и ползет каша уже через край, и все варится каша. Вот уже кухня полна, и вся изба полна, и ползет каша в другую избу, и улица вся полна, словно хочет она весь мир накормить; и приключилась большая беда, и ни один человек не знал, как тому горю помочь. Наконец, когда один только дом и остался цел, приходит девочка; и только она сказала: "Горшочек, перестань!" - перестал он варить кашу; а тот, кому надо было ехать снова в город, должен был в каше проедать себе дорогу.
Érase una vez una muchacha, tan pobre como piadosa, que vivía con su madre, y he aquí que llegaron a tal extremo en su miseria, que no tenían nada para comer. Un día en que la niña fue al bosque, encontróse con una vieja que, conociendo su apuro, le regaló un pucherito, al cual no tenía más que decir: "¡Pucherito, cuece!," para que se pusiera a cocer unas gachas dulces y sabrosísimas; y cuando se le decía: "¡Pucherito, párate!," dejaba de cocer.
La muchachita llevó el puchero a su madre, y así quedaron remediadas su pobreza y su hambre, pues tenían siempre gachas para hartarse. Un día en que la hija había salido, dijo la madre: "¡Pucherito, cuece!," y él se puso a cocer, y la mujer se hartó. Luego quiso hacer que cesara de cocer, pero he aquí que se le olvidó la fórmula mágica. Y así, cuece que cuece, hasta que las gachas llegaron al borde y cayeron fuera; y siguieron cuece que cuece, llenando toda la cocina y la casa, y luego la casa de al lado y la calle, como si quisieran saciar el hambre del mundo entero.
El apuro era angustioso, pero nadie sabía encontrar remedio. Al fin, cuando ya no quedaba más que una casa sin inundar, volvió la hija y dijo: "¡Pucherito, párate!," y el puchero paró de cocer. Mas todo aquel que quiso entrar en la ciudad, hubo de abrirse camino a fuerza de tragar gachas.
La muchachita llevó el puchero a su madre, y así quedaron remediadas su pobreza y su hambre, pues tenían siempre gachas para hartarse. Un día en que la hija había salido, dijo la madre: "¡Pucherito, cuece!," y él se puso a cocer, y la mujer se hartó. Luego quiso hacer que cesara de cocer, pero he aquí que se le olvidó la fórmula mágica. Y así, cuece que cuece, hasta que las gachas llegaron al borde y cayeron fuera; y siguieron cuece que cuece, llenando toda la cocina y la casa, y luego la casa de al lado y la calle, como si quisieran saciar el hambre del mundo entero.
El apuro era angustioso, pero nadie sabía encontrar remedio. Al fin, cuando ya no quedaba más que una casa sin inundar, volvió la hija y dijo: "¡Pucherito, párate!," y el puchero paró de cocer. Mas todo aquel que quiso entrar en la ciudad, hubo de abrirse camino a fuerza de tragar gachas.