El féretro de cristal


Cỗ quan tài thủy tinh


Nadie diga que un pobre sastre no puede llegar lejos ni alcanzar altos honores. Basta para ello que acierte con la oportunidad, y, esto es lo principal, que tenga suerte.
Un oficialillo gentil e ingenioso de esta clase, se marchó un día a correr mundo. Llegó a un gran bosque, para él desconocido, y se extravió en su espesura. Cerró la noche y no tuvo más remedio que buscarse un cobijo en aquella espantosa soledad. Cierto que habría podido encontrar un mullido lecho en el blando musgo; pero el miedo a las fieras no lo dejaba tranquilo, y, al fin, se decidió a trepar a un árbol para pasar en él la noche. Escogió un alto roble y subió hasta la copa, dando gracias a Dios por llevar encima su plancha, ya que, de otro modo, el viento, que soplaba entre las copas de los árboles, se lo habría llevado volando.
Pasó varias horas en completa oscuridad, entre temblores y zozobras, hasta que, al fin, vio a poca distancia el brillo de una luz. Suponiendo que se trataba de una casa, que le ofrecería un refugio mejor que el de las ramas de un árbol, bajó cautelosamente y se encaminó hacia el lugar de donde venía la luz. Encontróse con una cabaña, construida de cañas y juncos trenzados. Llamó animosamente, abrióse la puerta y, al resplandor de la lámpara, vio a un viejecito de canos cabellos, que llevaba un vestido hecho de retales de diversos colores.
- ¿Quién sois y qué queréis? - preguntóle el vejete con voz estridente.
- Soy un pobre sastre - respondió él - a quien ha sorprendido la noche en el bosque. Os ruego encarecidamente que me deis alojamiento en vuestra choza hasta mañana.
- ¡Sigue tu camino! - replicó el viejo de mal talante -. No quiero tratos con vagabundos. Búscate acomodo en otra parte.
Y se disponía a cerrar la puerta; pero el sastre lo agarró por el borde del vestido y le suplicó con tanta vehemencia, que, al fin, el hombrecillo, que en el fondo no era tan malo como parecía, se ablandó y lo acogió en la choza; le dio de comer y le preparó un buen lecho en un rincón.
No necesitó el cansado sastre que lo mecieran y durmió con un dulce sueño hasta muy entrada la mañana; y sabe Dios a qué hora se habría despertado de no haber sido por un gran alboroto de gritos y mugidos que resonó de repente a través de las endebles paredes de la choza. Sintiendo nacer en su alma un inesperado valor, levantóse de un salto, se vistió a toda prisa y salió fuera. Allí vio, muy cerca de la cabaña, que un enorme toro negro y un magnífico ciervo se hallaban enzarzados en furiosa pelea. Acometíanse mutuamente con tal fiereza, que el suelo retemblaba con su pataleo, y vibraba el aire con sus gritos. Durante largo rato estuvo indecisa la victoria, hasta que, al fin, el ciervo hundió la cornamenta en el cuerpo de su adversario, éste se desplomó con un horrible rugido, y fue rematado por el ciervo a cornadas.
El sastre, que había asistido, asombrado, a la batalla, permanecía aún inmóvil cuando el ciervo corriendo a grandes saltos hacia él, sin darle tiempo de huir, lo ahorquilló con su poderosa cornamenta.
No pudo el hombre entregarse a largas reflexiones, pues el animal, en desenfrenada carrera, lo llevaba campo a través, por montes y valles, prados y bosques. Agarrándose firmemente a los extremos de la cuerna abandonóse al destino. Tenía la impresión de estar volando. Al fin se detuvo el ciervo ante un muro de roca, y depositó suavemente al sastre en el suelo. Éste, más muerto que vivo, recobró sus sentidos al cabo de mucho rato. Cuando estaba ya, hasta cierto punto, en sus cabales, vio que el ciervo embestía con gran furia contra una puerta que había en la roca y que se abrió bruscamente. Por el hueco salieron grandes llamaradas, seguidas de un denso vapor, que ocultó el ciervo a sus ojos. No sabía el hombre qué hacer ni adónde dirigirse para escapar de aquellas soledades y hallarse de nuevo entre los hombres. Estaba indeciso y atemorizado cuando oyó una voz, que salía de la roca y que le decía:
- Entra sin temor, no sufrirás daño alguno.
El sastre vaciló unos momentos, hasta que, impulsado por una fuerza misteriosa, avanzó, obedeciendo el dictado de la voz. A través de una puerta de hierro llegó a una espaciosa sala, cuyo techo, paredes y suelo eran de sillares brillantemente pulimentados, en cada uno de los cuales estaba grabado un signo indescifrable. Lo contempló todo con muda admiración, y ya se disponía a salir cuando dejóse oír nuevamente la voz misteriosa:
- Ponte sobre la piedra que hay en el centro de la sala; te espera una gran dicha.
Tanto se había envalentonado nuestro hombre, que ya no vaciló en seguir las instrucciones de la voz. La piedra empezó a ceder bajo sus pies y fue hundiéndose lentamente tierra adentro. Cuando se detuvo, el sastre miró a su alrededor y vio que se encontraba en otra sala, de dimensiones iguales a la primera; pero en ella había más cosas dignas de ser consideradas y admiradas. En las paredes había huecos a modo de nichos que contenían vasijas de transparente cristal, llenas de esencias de color o de un humo azulado. En el suelo, colocadas frente a frente, veíanse dos grandes urnas de cristal, que en seguida atrajeron su atención. Al acercarse a una de ellas pudo contemplar en su interior un hermoso edificio, semejante a un palacio, rodeado de cuadras, graneros y otras dependencias. Todo era en miniatura, pero sutil y delicadamente labrado, como obra de un hábil artífice.
Seguramente habría continuado sumido en la contemplación de aquella magnificencia, de no haberse dejado oír de nuevo la voz, invitándole a volverse y mirar la otra urna de cristal.
¡Cuál sería su asombro al ver en ella a una muchacha de divina belleza. Parecía dormida, y su larguísima cabellera rubia la envolvía como un precioso manto. Tenía cerrados los ojos, pero el color sonrosado de su rostro y una cinta que se movía al compás de su respiración, no permitía dudar de que vivía. Contemplaba el sastre a la hermosa doncella de palpitante corazón, cuando de pronto abrió ella los ojos y, al distinguir al mozo, prorrumpió en un grito de alegría:
- ¡Santo cielo! ¡Ha llegado la hora de mi liberación! ¡De prisa, de prisa, ayúdame a salir de esta cárcel! Si descorres el cerrojo de este féretro de cristal, quedaré desencantada.
Obedeció el sastre sin titubear; levantó ella la tapa de cristal, salió del féretro y corrió a un ángulo de la sala, donde se cubrió con un amplio manto. Sentándose luego sobre una piedra, llamó a su lado al joven y, después de besarlo en señal de amistad, le dijo:
- ¡Libertador mío, por quien tanto tiempo estuve suspirando! El bondadoso cielo te ha enviado para poner término a mis sufrimientos. El mismo día en que ellos terminan, empieza tu dicha. Tú eres el esposo que me ha destinado el cielo. Querido de mí y rebosante de todos los terrenales bienes, vivirás colmado de alegrías hasta que suene la hora de tu muerte. Siéntate, y escucha el relato de mis desventuras.
"Soy hija de un opulento conde. Mis padres murieron siendo yo aún muy niña, y en su testamento me confiaron a la tutela de mi hermano mayor, quien cuidó de mi educación. Nos queríamos tiernamente, y marchábamos tan acordes en todos nuestros pensamientos e inclinaciones, que tomamos la resolución de no casarnos jamás y vivir juntos hasta el término de nuestros días. Nunca faltaban visitantes en nuestra casa: vecinos y forasteros acudían a menudo y a todos les dábamos espléndida hospitalidad.
"Un anochecer llegó a caballo, a nuestro castillo, un extranjero que nos pidió alojamiento para la noche, pues no podía ya seguir hasta el próximo pueblo. Atendimos su ruego con la cortesía del caso, y durante la cena nos entretuvo con su charla y sus relatos. Mi hermano se sintió tan a gusto en su compañía, que le rogó se quedase con nosotros un par de días, a lo cual accedió él después de oponer algunos reparos. Nos levantamos de la mesa ya muy avanzada la noche, asignarnos una habitación al forastero, y yo, sintiéndome cansada, me fui a pedir descanso a las blandas plumas. Empezaba a adormecerme cuando me desvelaron los acordes de una música delicada y melodiosa.
No sabiendo de dónde venía, quise llamar a mi doncella, que dormía en una habitación contigua. Pero con gran asombro me di cuenta de que, como si oprimiera mi pecho una horrible pesadilla, estaba privada de la voz y no conseguía emitir el menor sonido. Al mismo tiempo, a la luz de la lámpara, vi entrar al extranjero en mi aposento, pese a estar cerrado sólidamente con doble puerta. Acercándoseme, me dijo que, valiéndose de la virtud mágica de que estaba dotado, había producido aquella hermosa música para mantenerme despierta, y ahora venía, sin que fuesen obstáculo las cerraduras, a ofrecerme su corazón y su mano.
"Pero mi repugnancia por sus artes diabólicas era tan grande que ni me digné contestarle. Permaneció él un rato inmóvil, de pie, sin duda esperando una respuesta favorable; pero al ver que yo persistía en mi silencio, me declaró, airado, que hallaría el medio de vengarse y castigar mi soberbia, después de lo cual volvió a salir de la estancia.
"Pasé la noche agitadísima, sin poder conciliar el sueño hasta la madrugada. Al despertarme, corrí en busca de mi hermano para contarle lo sucedido; pero no lo encontré en su habitación. Su criado me dijo que, al apuntar el día había salido de caza con el forastero.
"Agitada por sombríos presentimientos me vestí a toda prisa, mandé ensillar mi jaca y, seguida de un criado, me dirigí al galope hacia el bosque. El caballo de mi criado tropezó y se rompió una pata, por lo que el hombre no pudo acompañarme, mientras yo proseguía mi ruta sin detenerme. A los pocos minutos vi al forastero, que se dirigía hacia mí conduciendo un hermoso ciervo atado de una cuerda. Sintiendo en mí pecho una ira irrefrenable, saqué una pistola y la disparé contra el monstruo; pero la bala rebotó en su pecho y fue a herir la cabeza de mi jaca. Caí al suelo, y el extranjero murmuró unas palabras que me dejaron sin sentido.
"Al volver en mí, encontréme en esta fosa subterránea, encerrada en este ataúd de cristal. Volvió a presentarse el brujo y me comunicó que mí hermano estaba transformado en ciervo; mi palacio, reducido a miniatura, con todas sus dependencias, recluido en esta arca de cristal, y mis gentes, convertidas en humo, aprisionadas en frascos de vidrio. Si yo accedía a sus pretensiones, le sería facilísimo volverlo todo a su estado primitivo. No tenía más que abrir los frascos y las urnas, y todo recobraría su condición y forma naturales. Yo no le respondí, como la vez anterior, y entonces él desapareció, dejándome en mi prisión, donde quedé sumida en profundo sueño. Entre las visiones que pasaron por mi alma hubo una, consoladora: la de un joven que venía a rescatarme. Y hoy, al abrir los ojos, te he visto, y, así, se ha trocado el sueño en realidad. Ayúdame ahora a efectuar las demás cosas que sucedieron en mi sueño: lo primero es colocar sobre aquella gran losa el arca de cristal que contiene mi palacio".
No bien gravitó, sobre la piedra el peso del arca, empezó a elevarse, arrastrando a la doncella y al mozo, y, por la abertura del techo, llegó a la superior, desde la cual les fue fácil salir al aire libre. Allí, la muchacha abrió la tapa y fue maravilloso presenciar cómo se agrandaban rápidamente el palacio, las casas y las dependencias, hasta alcanzar sus dimensiones naturales. Volviendo luego a la bóveda subterránea, cargaron sobre la piedra los frascos llenos de esencias y vapores, y, en cuanto la doncella los hubo destapado, salieron de ellos el humo azul, transformándose en personas vivientes, en quienes la condesita reconoció a sus criados y servidores. Y su alegría llegó al colmo cuando el hermano, que, siendo ciervo había dado muerte al brujo en figura de toro, se les presentó viniendo del bosque. Aquel mismo día, la doncella, cumpliendo su promesa, dio al venturoso sastre su mano ante el altar.
Bạn đừng nói với ai rằng, một người thợ may nghèo khó không bao giờ đạt được tới những vinh hạnh cao sang. Người đó chỉ có thể là một người thợ cả tài ba. Nhưng vấn đề chính ở đây là gặp may.
Xưa có anh thợ may nghèo, tính tình dễ thương, sống ngăn nắp đi hành nghề khắp mọi nơi. Tới cánh rừng rộng bao la kia, vì không biết đường nên anh bị lạc. Bóng đêm rủ xuống khắp cánh rừng, giữa chốn hoang vu lạnh lẽo ấy, anh chỉ còn cách cố tìm lấy một chỗ trú thân. Chắc chắn là anh ta có thể nằm trên thảm rêu mà ngủ nhưng thú dữ đâu có để cho yên. Cuối cùng anh quyết định trèo lên cây trú cho qua đêm. Anh trèo lên một cây sồi cao và trèo lên tận ngọn. Anh khấn vái nhờ ơn chúa mà anh không bị gió thổi mạnh ào ào cuốn đi.
Ngồi run rẩy và lo sợ khoảng mấy giờ trong bóng tối, chợt anh nhìn thấy ánh đèn ở cách đấy không bao xa. Anh nghĩ bụng, chắc trong nhà có người ở, ta đến đấy ngủ nhờ thì tốt hơn là ngủ trên cành cây. Anh tụt từ từ xuống đất và đi tới phía có ánh đèn. Tới nơi, anh thấy đó là một ngôi nhà nhỏ ghép bằng phên lau sậy. Anh mạnh dạn gõ cửa. Cửa mở, qua ánh đèn chiếu ra, anh thấy một ông già tóc hoa râm, mặc cái áo vá bằng những miếng vải màu sặc sỡ. Ông cụ cất giọng khàn khàn hỏi:
- Anh là ai, đến có việc gì không?
Anh đáp:
- Tôi chỉ là một người thợ may nghèo. Gặp tối giữa rừng, xin ông cho trú nhờ đêm nay.
Ông già xẵng giọng nói:
- Bước ngay đi chỗ khác mà xin trọ. Ta không muốn dây với những đứa lang thang cầu bơ cầu bất.
Nói xong ông cụ định quay vào, nhưng anh thợ may níu gấu áo cụ, năn nỉ xin cụ cho trọ. Ông cụ vốn tính thương người nên rồi cũng cho anh vào trọ, lại còn cho anh ăn và dọn cho một chỗ nằm tươm tất ở góc nhà.
Mệt mỏi nên nằm xuống là anh thợ may đánh ngay một giấc thẳng cho đến sáng. Tiếng hươu kêu, bò rống lọt qua phên vách mỏng vào nhà làm anh giật mình thức giấc. Không biết sao lúc ấy anh thợ may lại bạo thế. Anh nhảy phắt dậy, mặc vội quần áo xông ra. Anh thấy ngay cạnh nhà có con bò mộng đen đang quần nhau dữ dội với một con hươu đẹp, chúng quần nhau làm cả một khu đất bị cày xới lên, tiếng kêu rống vang cả một khoảnh rừng. Hai con vật quần húc nhau thục mạng nhưng không phân thắng bại. Rồi con hươu đưa sừng húc móc vào bụng con bò, bò rống lên khủng khiếp, rồi ngã quỵ. Hươu bồi thêm mấy sừng nữa, bò chết hẳn.
Thấy hai con vật quần nhau dữ dội, anh thợ may lạ lắm nên cứ đứng đờ đẫn cả người. Hươu nhảy tới, xốc anh lên cặp sừng lớn. Anh chưa kịp hoàn hồn, hươu lao vun vút trong rừng, chạy qua núi, thung lũng và thảo nguyên. Anh thợ may chỉ còn biết cố nắm cho chắc cặp sừng và phó mặc số phận mình như đang bay bổng trong không trung. Rồi hươu dừng lại trước vách núi và thả nhẹ anh xuống đất.
Anh thợ may, tưởng chết nhiều hơn là hy vọng sống, lúc lâu sau mới tỉnh lại. Đợi anh tỉnh hẳn con hươu mới lấy sừng húc mạnh vào một cánh cửa trong vách núi làm cho cửa bật tung ra. Lửa bén ra ngoài cửa, tiếp đến là làn nước thốc mạnh bay ra làm chẳng còn trông thấy hình thù hươu đâu nữa. Anh thợ may không biết mình phải làm gì, đi hướng nào để ra khỏi cảnh hoang vu này, về với mọi người.
Trong lúc anh còn đang phân vân, bỗng nghe từ trong vách núi có tiếng gọi:
- Cứ bước vào, đừng sợ! Không ai hại anh đâu!
Anh thợ may choáng váng cả người, nhưng như có sức mạnh vô hình thúc giục, anh đẩy cổng sắt bước vào gian phòng lớn, trần, tường và nền nhà đều lát đá vuông cạnh một mét, đá được mài nhẵn thín, phiến nào cũng khắc một dấu hiệu rất kỳ lạ. Anh bàng hoàng ngạc nhiên đứng ngắm, trong lòng nghĩ định đi ra, thì nghe thấy tiếng gọi lần nữa:
- Hãy bước lại chỗ phiến đá giữa phòng, vận may lớn đang chờ ngươi!
Anh mạnh dạn bước tới làm theo lời dặn. Phiến đá dưới chân anh đang ở trong một gian phòng khác, cũng rộng như gian trên. Nhưng ở đây có nhiều thứ kỳ lạ hơn. Tường có nhiều chỗ lõm vào, ở đó để những bình pha lê trong suốt đựng rượu màu hoặc có khói xanh biết ở trong đó. Trên nền nhà có hai cái quan tài thủy tinh kê đối diện nhau, anh tò mò lại xem. Ở trong quan tài anh đang ngắm là mô hình một lâu đài rất đẹp, xung quanh là nhà phụ, nhà kho, chuồng gia súc và nhiều thứ khác nữa. Mọi vật đều nhỏ xinh, được bàn tay tài nghệ chính xác cao mới tạo nên được.
Anh đang mải ngắm vật báu hiếm, bỗng có tiếng gọi bảo anh quay người lại xem chiếc quan tài thứ hai. Từ ngạc nhiên đến kinh ngạc khi nhìn thấy trong quan tài là một người con gái đẹp tuyệt vời. Nàng nằm nom như đang ngủ, làn tóc vàng dài như tựa cái áo cực kỳ quý giá quấn quanh người. Đôi mắt nhắm, nhưng sắc mặt hồng hào và dải băng lụa vẫn nhẹ rung bởi hơi thở nhịp nhàng, chứng tỏ nàng vẫn sống. Đang mãi ngắm người đẹp, trống ngực còn đang rộn ràng, bỗng anh thấy nàng mở mắt. Người con gái giật mình nhưng mừng lắm. Cô thốt lên:
- Trời thật công bằng, ta sắp thoát rồi! Mau mau giúp em ra khỏi ngục này. Chỉ cần chàng tháo chốt quan tài là giải thoát được em.
Anh bình tĩnh làm theo lời dặn. Nâng nắp quan tài lên, nàng bước ra, đi lại góc phòng lấy áo choàng khoác lên người. Rồi nàng ngồi trên một phiến đá, vẫy gọi chàng tới, hôn môi chàng rất âu yếm và bảo:
- Ân nhân ơi, em mong chờ chàng từ lâu. Lòng trời độ lượng đã khiến chàng đến cứu em. Hôm nay cũng là ngày hạnh phúc của chàng. Chàng là người chồng mà trời đã định sẵn cho em, được em yêu quý, được hưởng mọi của cải trên đời này, có một cuộc sống êm ấm và hạnh phúc. Chàng hãy ngồi hẳn xuống để em kể chuyện đời mình.
"Em là con một bá tước giàu có. Khi em còn nhỏ, bố mẹ em đã qua đời. Bố mẹ em có trối trăng dặn lại rằng, người anh cả sẽ nuôi em cho đến lúc khôn lớn. Hai anh em ăn ở rất hòa thuận, hợp nhau từ lối nghĩ tới sở thích đến mức, hai anh em quyết định không lập gia đình riêng để có thể sống bên nhau trọn đời. Trong nhà không mấy khi ngơi khách, hàng xóm, bạn bè thường xuyên tới chơi. Hai anh em luôn ân cần quý mến khách.
Câu chuyện xảy ra, khi có người khách lạ tới lâu đài, nói hôm nay không kịp tới được trạm sau, xin cho ngủ nhờ. Hai anh em bằng lòng và tiếp đón rất nồng hậu. Ba người ngồi ăn uống, trò chuyện, khách kể chuyện rất có duyên. Anh em rất hài lòng về việc được làm quen với người khách lạ và mời ở thêm vài hôm nữa. Khách lúc đầu từ chồi, nhưng rồi cũng nhận lời. Mãi khuya mới ăn xong. Khách được đưa về phòng. Lúc ấy em cũng đã thấm mệt, đặt người lên giường đệm là thiếp ngủ ngay.
Em vừa mới thiu thiu ngủ thì tiếng nhạc du dương quyến rũ làm em tỉnh. Em không biết tiếng nhạc từ đâu tới, em định gọi con hầu ngủ ở phòng bên, nhưng lạ thay em có cảm giác như núi Alp đè trên ngực em, có cái gì bóp họng làm em không thốt ra được tiếng nào. Trong khi ấy, qua ánh đèn, khuya em thấy rõ gã lạ mặt đi vào phòng em, mặc dù hai lần cửa vẫn khóa. Gã lại gần em và nói, nhờ có phép lạ nên gã đã tạo ra tiếng nhạc du dương kia để đánh thức em dậy, rồi gã chui qua lỗ khóa vào buồng em, nói những lời tỏ tình. Em thấy ghê tởm tới mức không sao nói được nên lời. Gã đứng yên lặng một lúc lâu đợi xem em có nói lời nào không, nhưng em vẫn im lặng. Gã nổi giận, dọa sẽ tìm cách trả thù, trừng phạt tính kiêu kỳ của em, rồi ngay sau đó gã đi khỏi phòng em. Lo sợ làm em thức suốt đêm mãi gần sáng mới chợp mắt được một lúc.
Sáng dậy em định chạy sang phòng anh, kể cho anh nghe những chuyện xảy ra khi đêm, nhưng chẳng thấy anh, người hầu nói, anh cưỡi ngựa đi săn cùng người lạ mặt từ mờ sáng.
Em cảm thấy có điềm không lành, mặc nhanh quần áo, sai thắng ngựa và nhảy ngay lên ngựa phi nước đại vào rừng, chỉ có một người hầu đi theo. Dọc đường, người hầu bị ngã ngựa gãy chân nên không thể theo em được nữa. Em đành phải phóng ngựa đi tiếp để kịp đuổi theo, chỉ mấy phút sau thì thấy gã kia, tay cầm sợi thừng buộc cổ một con hươu rất đẹp, đi lại phía em. Em hỏi hắn, hiện nay anh đang ở đâu và làm sao hắn lại có con hươu đẹp kia - mà mắt con hươu đương ngấn lệ. Thay vì trả lời em, hắn cười rộ lên. Em nổi giận, rút súng ngắn và bắn con quỷ một phát, viên đạnm bật trở lại và bay trúng vào đầu ngựa em. Em ngã ngựa, thấy hắn mồm lẩm bẩm câu gì đó và em ngất đi.
Lúc tỉnh lại em thấy mình đang nằm trong cỗ quan tài thủy tinh ở một cái hầm mồ. Thằng yêu đạo kia lại xuất hiện lần nữa, nó bảo, nó đã biến anh thành con hươu. Tòa lâu đài với cả cơ nghiệp của em bị nó dùng phép thu nhỏ lại và giam vào trong một hòm thủy tinh khác, gia nhân bị nó biến thành khói và nhốt trong một bình thủy tinh. Nếu em làm theo ý muốn của nó, nó sẽ giải phép cho ngay như trò chơi, nó chỉ cần mở nắp bình và nắp hòm và mọi vật sẽ trở lại nguyên hình như cũ. Cũng như lần trước, em chẳng nói gì cả. Nó biến mất và để mặt em bị giam cầm trong ngục và thiếp đi trong giấc ngủ triền miên. Trong lúc hồn phách mơ màng, em thấy hình ảnh một chàng trai đến cứu mình, hình ảnh ấy đã an ủi em nhiều. Lúc em hé mắt nhìn thấy anh tức là giấc mơ kia hôm nay đã thành sự thực. Giờ hãy giúp em thực hiện nốt những hình ảnh khác hiện trong giấc mơ. Việc đầu tiên là chúng ta hãy khuân cái hòm thủy tinh chứa lâu đài của em ở trong đó đặt lên phiến đá lớn này.
Khi hòm đặt lên, phiến đá từ từ chuyển động, đưa cả người lẫn hòm thủy tinh vượt miệng hầm lên tầng trên. Ở tầng này có phòng ăn thông ra ngoài. Ra tới ngoài, người con gái mở nắp hòm. Và kỳ lạ thay: lâu đài, nhà cửa, sân vườn cứ to dần ra, chẳng mấy chốc to bằng thật. Họ lại quay xuống hầm, khuân nốt cát bình khói lên. Người con gái nhận ra, đó chính là gia nhân của cô khi trước.
Cô gái vui mừng, khi thấy người anh bị hóa thành hươu cũng trở lại hình người và từ trong rừng đi ra. Cũng ngay trong ngày hôm ấy, giữ đúng lời hứa khi xưa, cô gái đưa tay để chàng thợ may trao nhẫn cưới trước bàn thờ chúa.


Dịch: Lương Văn Hồng, © Lương Văn Hồng